20070116

cerbero (jehú hernández)

vamos diciéndonos todo,
como sea.

pon tu blusa en el buro.

trae la persiana y el café,
vamos a cobijarnos
con el atardecer quebrado
y las semillas secas, desvirgadas.

tenemos todo este hotel
toda esta noche

hermosa Imposible
abrázame.

que afuera serpee la gente
sus ansias de caer
sobre Otro, Esperante Otro.

traje cigarros y vodka,

traje las sogas que tanto te gustan.

dime por donde empiezo
a masticar esta noche,
dime con qué dientes
debo arrancarte el cariño.

el catre es cuadrado,
la luz discurre, inquieta
como niño sin jaula,
como Santo que, de pronto,
puede bajar y correr sin milagritos.

tal vez es cuadrado
para decirnos que podemos caer,

que es un lugar hecho para caer,

que los bordes son frágiles
las palabras delgadas y redondas,

que su estancia es imposible
en el recinto cuadrado
del alarido y el solaz y el olvido.

en la habitación contigua
una mujer grita su muerte,
grita que le duele
no saber que hace ahí,
o saberlo a medias
o no poder pensarlo
por el asfixiante peso del Otro,
el de ocasión.

la estancia es
algo más respirable sabiéndolo.

se vuelve respirable
mi vientre tosco, mis pies
mi prisa
de que afuera todo se muera
menos las mujeres y los perros
atropellados hermosos esparcidos
santos.

me digo que estar solo
en una habitación, asi,
hurgándole el ombligo a la Nada
es sano,

que me gusta pensar
que a la mujer de al lado
la mato Yo.

que yo soy el Toro y el Laberinto,
que soy un perro que cuida
el Infierno.

(valiente profesión ésta
de cuidar una puerta a la que
jamás se toca,

de resguardar una prenda
de tan poca valía)

(valiente manera de sostener
estas carnes
que cubren mi corazón)